Cada día es diferente y ninguno se parece a otro aún cuando hagamos lo mismo todos los días; y a pesar de que no siempre tengamos los resultados que queremos, todos merecemos disfrutar cada uno de nuestro días mientras tengamos la posibilidad de hacerlo. Si bien es cierto que a veces la rutina nos hace creer que nada puede cambiar, está en nuestro poder tomar acciones pertinentes para remediar la forma en cómo encaramos cada amanecer. Aca te dejo algunas ideas para poder hacerlo y sentir que tenemos una vida con propósito, orientada a cumplir nuestro objetivos y creer que cada día que pasa merece la pena ser vivido de la mejor manera posible.
1. Empieza con 15 o 20 minutos de meditación o pensamientos positivos.
Inicia tu día leyendo o escuchando historias o podcast de experiencias exitosas que transmitan positivismo a tu vida. Con este hábito desarrollarás pensamientos y una actitud mental positiva y enérgica para el resto del día. Invertir algo de tiempo en mejorar la calidad de tus pensamientos es lo mejor que podemos hacer. La mente es un magnifico criado pero un terrible amo. Si sólo piensas cosas negativas, es porque no has dedicado tiempo a cuidar tu mente y no has dedicado tiempo a entrenarla para que se enfoque en lo bueno. Como dijo Winston Churchill: "el precio de la grandeza es tomar la responsabilidad sobre cada uno de nuestros pensamientos". Recuerda, la mente es como cualquier otro músculo del cuerpo, si no lo estimulas y ejercitas, se atrofia.
2. Visualiza tus objetivos y metas personales y profesionales.
Piensa en lo que te inspira para hacer tu trabajo y únelo a las cosas importantes de tu vida. De este modo cada triunfo en tu trabajo o estudios será una experiencia mucho más gratificante ya que estará contribuyendo a lograr tus metas personales. Visualiza todo aquello que quieres ser, hacer o tener. La visualización incrementa nuestros niveles de energía, motivación y enfoque. Nos permite tener una imagen clara de nuestro objetivo y le da un sentido y propósito a cada una nuestras acciones. Atrévete a soñar que eres más que la suma de tus actuales circunstancias.
3. Evita a las personas negativas y tóxicas.
Si permaneces alerta y con una actitud mental positiva vas a empezar a notar quiénes son las personas negativas que te rodean y a evitarlas sin juzgar ni condenar sus motivos o razones de ser así. Por otra parte, desearás y empezarás a conocer a más personas con una actitud y disposición mental similar a la tuya y querrás pasar tiempo con ellas. Debemos poner en práctica la ley de la atracción y atraer a nuestras vidas a personas que comulguen con nuestros intereses y actividades. ideas y pensamientos, sentimientos y acciones. Recuerda, somos producto de lo que leemos, escuchamos y con quienes nos relacionamos. Sobre todo esto último. Por tanto, si solo nos relacionamos con personas negativas y tóxicas, tarde o temprano nos terminaremos convirtiendo en una similar.
Planea una agenda con actividades y tareas organizadas por orden de prioridades, así ahorrarás tiempo y al final del día tendrás terminadas las tareas más importantes. Según Brian Tracy hay una forma eficiente de hacer esto y es categorizando o tipificando las actividades con una letra. Por ejemplo:
- A: Algo que se debe hacer; porque tiene serias o significativas consecuencias si lo haces o dejas de hacer y que es de suma importancia.
- B: Algo que podrías o deberías hacer; porque tiene algunas consecuencias si lo haces o no. Es decir, que tales consecuencia no son tan graves o importantes como los de una actividad tipo A. Se disciplinado en esto: no avances a una tarea B sin antes finalizar una A. Con lo anterior me refiero a que te debes negar a desarrollar una prioridad menor si hay una de mayor importancia a la espera.
- C: Algo que sería agradable hacer; pero que carece de consecuencias. Es decir aquellas actividades que nada más forman parte de algún tipo un ocio, recreación o aprendizaje que se realiza por placer, uso, goce o disfrute de ello. Igual que la recomendación anterior, no desarrolles una actividad tipo C si tienes actividades tipo A y B pendientes.
- D: Algo que se puede delegar; es decir, actividades que le puedes pedir a otras personas que las hagan sin tener que verte involucrado directamente. La regla es que deberías delegar todo aquello que es posible que haga otra persona para disponer de más tiempo para hacer lo que sólo tú puedes hacer.
- E: Algo que se puede eliminar o dejar de hacer; es decir, que no importa si se hace o no. Ese tipo de cosas que no tienen relevancia alguna y que no afectan ni tu presente ni tu futuro.
Otro método alternativo que sugiere Tracy es aprender a distinguir lo urgente de lo importante. Por ejemplo:
- Algo urgente e importante: es algo que se tiene que hacer de inmediato porque de ello dependen otras cosas y que de no hacerlo pueden haber consecuencias graves e importantes.
- Algo importante pero no urgente: es algo que se puede aplazar o posponer por un tiempo pero que al final deberá hacerse.
- Algo que es urgente pero no importante: es algo que el momento parece apremiante pero que unas horas después no es importante. Ese tipo de cosas que nos hacen decir: "fue más el susto que otra cosa".
- Algo que no es urgente ni importante: es algo que representa una pérdida total de tiempo, sobre todo si nos apartan de las actividades que son realmente más productivas.
El objetivo fundamental de organizar y tener claras nuestras prioridades es ser más productivos durante el día teniendo en cuenta siempre que, lo que realmente le da importancia a lo que hacemos o dejamos de hacer, son las consecuencias de hacerlo o no hacerlo.
5. Termina tu día con una reflexión orientada hacia la gratitud.
No es lo mismo decir "gracias" a ser una persona agradecida. Es importante que practiques la gratitud diariamente. Tus triunfos o fracasos serán más experienciales y vivenciales y sacarás un mayor aprendizaje de ellos si agradeces por todo aquello que vives a diario aun cuando no sea de tu total agrado. Ser agradecidos nos mantiene humildes y con los pies en la tierra. Nos mantiene receptivos y abiertos al aprendizaje y al cambio. Nos permite estar en paz y armonía incluso con aquellos que son y obran diferente a como lo haríamos nosotros. La gratitud nos permite crecer continuamente y estar en la búsqueda constante de nuestra mejor versión.