Así como existen personas que nacieron con vocación de líderes, también existen personas que se forjaron a sí mismo como líderes. Sin importar su procedencia o cómo dieron con la tecla para serlo, todos tienen ciertas características en común.

Primero: Influencia.
La atención que los demás le brindan al líder y a sus puntos de vista es lo que le confiere tanta importancia a sus opiniones, convirtiéndolo en un "gestor del significado" de un grupo de trabajo, proporcionando al mismo tiempo pautas para que los demás interpreten y reaccionen emocionalmente ante determinadas situaciones. En este sentido, podríamos decir que el líder es la persona que determina, de manera explícita o implícita, la norma emocional de un grupo. Es decir, que un líder tiene la posibilidad de transmitir claridad y orientación y alentar la flexibilidad entre los miembros de un grupo de trabajo, de tal forma que todos colaboren para alcanzar un objetivo determinado dando lo mejor de sí a través de la influencia que este pueda generar.

En todas las esferas de la vida las personas buscamos orientación y guía. Sin importar nuestro estrato social, nuestras condiciones financieras, materiales o cognitivas; solemos buscar a alguien que nos cambie la perspectiva y de respuesta a las preguntas que no podemos responder por cuenta propia. Siempre solemos acudir a quien para nosotros cuenta con mayor credibilidad, expertis, respeto, sabiduría o confianza y a quien influye en nosotros a través de seguridad, asertividad, serenidad y coherencia.  

Segundo: Atracción
Por lo general los líderes son como los imanes, atrayentes. Atraen a los demás por su carisma, empatía, consejo, orientación, seguridad, confianza, etc.  Es decir, cuanto mayor es la capacidad de un líder de transmitir sus emociones, más rápido se difunden estas en el grupo. Cuanto más abierto y sincero sea el líder, mayor será el contagio que se producirá en los demás. Los líderes que poseen estos talentos son como imanes emocionales que encajan en cualquier ambiente, y es que las personas con más talento se sienten seducidas y atraídas por los líderes emocionalmente inteligentes simplemente por el mero gusto de estar y aprender de ellos. Los líderes más optimistas y entusiastas suelen conservar por mayor tiempo a sus subordinados, socios y amigos. 

Tercero: La generación de emociones y estados de ánimo.
En muchos ámbitos de la vida las emociones son intensas, volátiles, fugaces y en ocasiones hasta perturbadoras, todas producto de un hecho o un evento que surge de forma espontánea e inesperadamente; en tanto los estados de ánimo tienden a ser más profundos, intrínsecos y cuya duración es prolongada y destaca sobre el resto del mundo psíquico. Esa diferencia entre "emociones" y "estados de ánimo" es crucial tenerla presente. Como podrás notar, los episodios emocionales tienen algunas connotaciones que definen temporalmente el estado de ánimo de una persona (en este caso del líder) como el de un grupo de trabajo con el que este se pueda relacionar. 

Desde un punto de un colaborador las emociones y los estados de ánimo pueden parecer triviales, sin embargo, sus efectos en los resultados que se buscan no dejan de tener relevancia y ser muy importantes. El estrés por ejemplo, la enfermedad de este siglo, reduce la capacidad del cerebro para procesar información y responder eficazmente y acaba disminuyendo el rendimiento de las personas. Por el contrario, la risa y una actitud optimista consolidan las habilidades neuronales básicas para desempeñar bien determinado trabajo o actividad. Si bien es cierto que las emociones son de lapsus transitorios, los estados de ánimo tienden a perpetuarse en los individuos. En este sentido, la persona que funge como líder debe tener una noción clara de cuáles son sus emociones predominantes y cuáles las de su equipo de trabajo con el fin de gestionar de la mejor manera posible esa vorágine de sentimientos y emociones.  

Más allá de todo esto, es importante que sepas establecer la diferencia entre tus emociones (que son temporales) y tus estados de ánimo (que son permanentes), y que sepas encauzarlos de la mejor forma posible. Un líder emocionalmente inteligente es un artista, y su arte consiste en saber forzar realidades en pro de sus objetivos, sin incomodar a nadie. El éxito de las personas y las empresas está fuertemente ligado con las emociones y los estados de ánimo de sus líderes y los que a su vez puedan provocar en sus colaboradores o equipos de trabajo. Así que, si construyes empresa, y te formas como líder y empresario, trata en lo sucesivo de mantenerte emocionalmente ecuánime, estable, positivo y alerta por si algún negativo te quiere poner en "jaque". 

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