1. El arte de perdonar y sus beneficios
Fred Luskin, autor de "Perdonar para siempre: una receta comprobada para la salud y la felicidad", afirma que:
- Las personas que perdonan tienen menos problemas de salud.
- Perdonar reduce los niveles de estrés.
- Que no perdonar puede ser un factor detonante de enfermedades cardíacas.
- Las personas que que culpan a otras de sus problemas se enferman más, por ejemplo de cáncer o el corazón.
- Quienes piensan en no perdonar o no perdonan, muestran cambios negativos en su presión arterial, tensión muscular y su respuesta inmunológica a ciertas enfermedades.
- Las personas que se ven o imaginan perdonando a su ofensor sienten mejoría inmediata en su sistema cardiovascular y nervioso.
- El perdón es algo que puedes poner en práctica inmediatamente, aun cuando todavía no te sientas con ánimo para perdonar a ciertas personas.
- Los seres humanos podemos vivir sin perdonarnos pero no es lo más óptimo o lo más correcto; mientras entremos en contacto con otros estamos expuestos a ofendernos, por lo tanto, necesitamos perdonar y ser perdonados.
- Cuando perdonamos nuestro ser se ennoblece.
- Cuando somos perdonados nos llenamos de tranquilidad, y más importante aún, de paz.
El perdón nos vuelve resilientes, término que proviene de una antigua palabra francesa que significa "saltar o brincar, volver a su forma original después de haber sido dañado, doblado o estirado". ¿Has experimentado alguna vez alivio al reconciliarte con alguien? ¿has sentido cómo te quitas ese peso de encima? Si es así, ¿Qué sentido tiene entonces seguir albergado rencores que al primero que dañan es a ti? Luskin también plantea que el no perdonar y el rencor te atan a situaciones, momentos o personas determinadas; no te permite crecer, avanzar y superar esas situaciones, momentos o personas. También sugiere que el rencor y el resentimiento te mantienen recordando, reviviendo y viviendo en el pasado.
Por otra parte, el perdón te libera y libera a quien te lastimó. Desde la perspectiva de Luskin, cuando alguien nos daña, inmediatamente lo etiquetamos como una persona que acostumbra hacer ese tipo de cosas. Lo archivamos en nuestra mente con esa etiqueta y cerramos el cajón. Convertimos al otro en nuestro prisionero y le negamos la posibilidad y el derecho que tiene a cambiar. Pero las personas cambiamos. Nos arrepentimos. Nos transformamos. Podemos decidir un día ser distintos y lograrlo. Perdonar a alguien es otorgar la confianza que el otro necesita para superarse, para comenzar a ser la persona que le gustaría o querría ser. El perdón permite que las buenas intenciones de los demás fructifiquen.
Sin embargo, parte del dolor terrible que provoca a alguien condenarlo al rencor o al odio, a la falta de perdón, es alejarlo de tu corazón o de tu vida. Hacerle sentir que tú y él son muy distintos, que tú eres bueno y él malo, que no tiene remedio, que merece mantenerse alejado de tu vida y que no es parte de ella. Por otro lado, las personas dadas al perdón son resilientes y tienen la habilidad de recuperarse rápidamente de una crisis, un trauma, una ofensa o una situación difícil. Suelen aplicar un sistema interno de creencias, valores, y estrategias de éxito que les permite procesar su dolor y las situaciones negativas para seguir avanzando en lugar de quebrantarse como un cristal cuando enfrentan la adversidad.
El célebre Gaspar Mora afirma que "Saber perdonar es un arte espiritual que conlleva, como mínimo, dos cosas, primero: aceptar y entender al agresor. Esto no significa no derivar la experiencia de la agresión en odio al agresor, sino entender al que hace el mal como persona, incluso su malicia. Segundo: entender que la propia vida o la de los míos entra también en el ámbito del mal, que todos navegamos en la misma nave."
2. Como perdonar
Robin Casarjian recomienda comenzar la práctica del perdón en un territorio neutral, es decir, con personas a las que realmente no se conoce o se conoce poco, esto hace más fácil introducirse en el proceso al comenzar con lo más básico; hacerlo de esta manera simula un ejercicio de calentamiento para perdonar las relaciones en donde se nos ha hecho algo.
La norma cuando conocemos a alguien es sentirnos inferiores a una persona o sentirnos arrogantes y superiores al otro. Esto lo notamos a través de nuestros juicios e impresiones, sin embargo, con el tiempo aprendemos a ver a los demás desde la igualdad y la paridad, perdemos esa falsa sensación de inferioridad o superioridad. En este sentido, perdonar desde la neutralidad y la igualdad nos permite comenzar a sanar nuestros juicios, los miedos y las separaciones que suelen impregnar gran parte de nuestras vidas. Comenzamos a reconocer lo esencial de los demás, lo que es fundamentalmente bueno y que hace que brille con luz propia. Al hacerlo afirmamos su "yo esencial", reafirmamos el nuestro y nos comunicamos y conectamos con él en una frecuencia única.
3. Ver la luz
Tómate un periodo de tiempo que consideres prudencial para practicar el perdón con personas a quienes no conoces o no conoces bien. Date la oportunidad de ver más allá de su apariencia externa y contemplar su esencia, su verdadero "yo", su luz. Date la oportunidad de reconocer interiormente que cada persona tiene una naturaleza que le permite ser pacífica, amorosa y sabia. Practicar el perdón a partir de la neutralidad es hacerlo cuando vayas por la calle, en un ascensor, en la fila del banco o en el tráfico de vuelta a casa, en cualquier lugar donde haya personas que realizan acciones que sientes que te agreden de alguna manera o que contradicen la forma en las harías. Basta con un silencioso reconocimiento interno que diga: "te veo, veo lo que haces y te perdono por ello".
Jampolsky explica que se trata de observar a las personas en busca de gestos de paz, amabilidad, comprensión, tolerancia y amor. De buscar su inocencia, no su culpa. De ver a las personas desde y con el corazón, no desde nuestras propias limitaciones, prejuicios e ideas preconcebidas. Esta forma de ver a las personas requiere mucha introspección y la disposición de reconocer y confiar en lo que tal vez la otra persona desconoce que posee.
4. El cambio a través de la resiliencia
Según la popular revista Psicología Hoy "Las personas resilientes se enfocan rápidamente en los retos e idean estrategias para enfrentarlos, ya sea pidiendo ayuda, perdonando, buscando recursos, aprendiendo nuevas habilidades, o encaminándose en rumbos más nobles. Apelan a su fuerza interior y reclutan recursos externos para seguir avanzando, y cambian sus expectativas futuras para acoplarse a la nueva realidad, ya sea la pérdida de un ser querido, un diagnóstico que transforma la vida o un devastador golpe financiero".
Langston Hughes escribió hace muchos años: "Sostén tus sueños firmemente, porque si los sueños mueren, la vida es como un ave con las alas rotas que no puede volar". Las personas resilientes son firmes en su manera de enfrentar situaciones adversas; a diferencia de la mayoría que lo suprime, las personas resilientes lo aprovechan y lo utilizan como material o motivo para lograr metas que valgan la pena. Enfrentan los hechos no importa cuánto duela.
El creador de "Fausto" el célebre Goethe escribio: "Si tratas a una persona según lo que parece, lo haces peor de lo que es. Pero si la tratas como si ya fuera lo que tiene capacidad de ser, la haces lo que debería de ser en realidad".
Es posible cambiar a través del perdón y la resiliencia. Comenzar cambiando nuestra forma de ver, comprender y juzgar las cosas, situaciones o personas es el primer paso para lograrlo; porque siempre existirá una forma alternativa de apreciarlas.