Según Brian Tracy el "85% del éxito gerencial radica en la capacidad para comunicarse eficazmente con los demás". En esencia, hay que tener claro qué piensas decir y cómo lo harás; por lo que hoy hablaremos de algunas herramientas que pueden facilitar este proceso.

Hablamos de comunicación porque, con mucha frecuencia en los negocios y muchas áreas de la vida, se suele malinterpretar lo que decimos. Algunas veces sin mala  intensión, otras según la conveniencia del momento. El quid del asunto es evitar que esto suceda, y a la vez, aumentar nuestra eficacia en esta área. Obviamente cada persona interpreta a nivel muy personal lo que quiere de lo escucha o lee; sin embargo, a mayor claridad en el mensaje, menos malas interpretaciones habrán. Es decir, debemos ser claros y precisos con lo que decimos y escribimos para evitar una situación que puede derivar en muchas otras.

Recordemos un poco qué es la comunicación a través de un ejemplo simple: usted tiene un pensamiento que se vuelve real cuando lo expresa, de forma escrita o verbal, a otra persona. La otra persona lo escucha o lee y a su vez decodifica mentalmente lo que usted dice o escribió y esta responde. Este es un ejemplo práctico y sencillo que conceptualiza el proceso de la comunicación y los elementos que intervienen: emisor, receptor, código, canal y mensaje. En este proceso, inevitablemente, hay muchas oportunidades de mal interpretación. Cuando el receptor del mensaje escucha o lee lo que usted dice o escribe, sin desearlo, subconscientemente, puede interpretar y traducir de una forma diferente lo que usted dijo o escribió. Y es normal. A todos nos pasa que de algo que escuchamos o leímos, interpretamos cualquier cosa. 

Cuando este proceso se desarrolla en ambientes no controlados suelen haber muchas variables para que lo anterior suceda, por ejemplo: puede haber mucho ruido en el entorno, distracciones en lugar donde se desarrolla la plática, vehículos por la calle, música, otras personas cerca haciendo lo mismo, etc. Todo esto abona para que se rompa el flujo de la comunicación distrayendo tanto al emisor como al receptor en caso sea verbal.

Por otro lado, también pueden existir distractores internos, por ejemplo: preocupaciones, discusiones específicas que se rememoran en ese momento, algo que te dijeron y que repentinamente cambió tu ánimo, alguna ruptura o dolor sentimental, no estar mentalmente en ese lugar o no estar concentrado en la conversación o lectura, etc.  Acá te dejo tres...

La palabra escrita.

Aprende a leer y a escribir bien. Hay muchos cursos disponibles en la web sobre lenguaje empresarial y escritura convencional que convierten al más novel en un conocedor. Investiga un poco en la red. Lo que ganas por mérito y esfuerzo propio tiene mucho más valor para ti que lo alguien pueda facilitarte. Ten presente que una buena comunicación escrita es clara, simple y exacta. 

Mejorar en esta área supone múltiples beneficios: escribir bien y abundantemente implica que lees mucho, aprendes más y te genera una sensación de productividad, fortaleces tu creatividad y le das vida a tu imaginación, procesas mejor tus pensamientos, te expresas y desahogas, logras una mayor activación de neuronas, etc. 

Consecuentemente, expresarte bien de forma escrita, deriva en una claridad de ideas y pensamientos que tarde o temprano se manifiestan verbalmente de forma eficaz y eficiente. 

Comunicación F2F.
Al igual que en la comunicación escrita, en la comunicación cara a cara (face to face), la preparación es la clave. Antes de una conversación F2F donde se requiere cierta formalidad o seguir ciertas pautas es importante preparar con antelación lo que piensas decir sobre todo. Ordena tus ideas preguntándote: ¿Qué le puede interesar de este tema a la otra persona? porque la mayoría de las personas hace las cosas pensando en sus motivos, no los tuyos. Si realmente deseas influir en los demás y ser persuasivo, debes ofrecer algo que ellos quieran, necesiten o estén dispuestos a sacrificarse. Un buen speaker sabe vender sus ideas. Si tu intención es influir en el interlocutor. Plantea siempre tus ideas en términos de beneficios, en términos de mejorar la vida o el trabajo de esa persona.

Si la comunicación se desarrolla como algo casual intenta estar presente mentalmente, hacer preguntas, aportar valor al tema en sí, practicar la escucha activa y dar tus impresiones lo que se habla con claridad, sinceridad y sin ambigüedades.

Aprender a comunicarse en público.
Aprender a comunicarte en público es una de las herramientas más importantes que debes desarrollar sin importar a qué te dediques. Desde el parado y el lenguaje corporal hasta la proyección de la voz y el énfasis son importantes. En el momento que manejes bien la oratoria en público harás buenas presentaciones en las reuniones dentro y fuera de tu trabajo, universidad, comunidad, etc. Te vas a sorprender de lo mucho que abonará este talento a tu vida.

La web ofrece infinidad de sitios y plataformas que ofrecen cursos de $15 dólares en adelante hasta contenido gratuito disponible en Youtube, Spotify, Ivoox, etc. Es decir, aprender nunca ha sido más sencillo y barato, siempre y cuando exista la voluntad por hacerlo. Otra opción pueden ser las mentorías, talleres o convenciones con speakers especializados en ello. Opciones siempre habrán. Cada uno, partiendo de su estilo de aprendizaje, puede optar por las que le resulten más convenientes. No hay una fórmula escrita en piedra que diga cómo se pueden aprender y desarrollar nuevas habilidades. El fin es aprender para ser más eficientes y efectivos a la hora de comunicarnos con una persona o grupo de personas.

La clave para una comunicación efectiva es que tomes la decisión de darte a entender de forma clara, precisa y eficaz con alguna de los tres ideas que hemos acotado. Todas estas habilidades se pueden aprender. Sin importar por donde empieces, vas a convertirte en un excelente comunicador y ejercer influencia verdadera y positiva en los demás.